Prácticamente todo el lapislázuli utilizado en la antigüedad en Eurasia se obtenía de minas situadas en las montañas de Afganistán, las cuales todavía son explotadas con procedimientos muy similares a los utilizados hace miles de años. En América, los incas y otras culturas precolombinas explotaron hace más de 8.000 años yacimientos en las serranías del Perú, utilizándolo en máscaras, ornamentación y decoración.
Actualmente en el mundo existen sólo dos yacimientos donde es posible encontrar esta hermosa piedra: se trata de una mina ubicada en Afganistán, y otra, la más grande, que se encuentra en Chile. Es el yacimiento Flor de los Andes, el cual se ubica a 3.600 metros de altura, en la cordillera de Ovalle. Este yacimiento fue encontrado a mediados del siglo pasado, y el descubrimiento de una piedra en forma de punta de flecha construida en lapislázuli en las cercanías de este lugar ayudó a descubrir en 1921 que esta roca era probablemente conocida en los tiempos prehistóricos de América por los diaguitas.
El polvo del mineral, la azurita o lazurita, proporcionaba un pigmento azul, muy buscado entre los grandes pintores en la Europa del Renacimiento, y en América por los pintores de la conocida escuela cuzqueña, por su estabilidad y permanencia de color. Leonardo da Vinci, Alberto Durero y Fra Angélico fueron algunos de los ilustres pintores que le dieron vida, llegando a denominar al polvo de lapislázuli como «oro azul». En aquella época, su precio superaba en más de cuatro veces el precio del oro, y fue usado en la decoración de muebles para conferirles valor, algunos de los cuales pueden observarse en grandes museos de Europa como El Prado (Madrid, España), el Castillo Sforzesco (Milán, Italia), o el Louvre (París, Francia), así como en colecciones privadas.
En la actualidad se sigue empleando en la creación de joyería especialmente en Chile, las cuales se exportan en grandes cantidades a Europa y Estados Unidos.
El lapislázuli se ha grabado con frecuencia, cuando los fragmentos han sido suficientes en tamaño, en copas, vasos, esculturas, etc. El tesoro de la corona de Francia posee muchos y magníficos objetos de lapislázuli, entre otros:
- Una copa de lapis piritoso en forma de navecilla de grandes dimensiones
- Un sable de empuñadura de lapis que el sultán Fateh Ali Tipu regaló a Luis XVI
- Una cubeta de lapis mezclado de cuarzo y piritas de 298 mm. de largo y 166 mm. de alto1
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