El cuarzo es el componente fundamental de muchos tipos de rocas, y el mineral más abundante en la corteza terrestre, especialmente en las rocas ígneas ácidas, de ahí que sea tan frecuente y abundante, pero también en rocas sedimentarias y rocas metamórficas por ser al mismo tiempo muy resistente. También se puede encontrar en filones pegmatíticos, neumatolíticos e hidrotermales con menas metálicas o solos. Un ejemplo es la calcedonia, que es hidrotermal de baja temperatura (alrededor de los 120 °C), que se puede formar cerca de la superficie.
Es el cuarzo en su estado más puro, totalmente incoloro, ya que carece de impurezas o inclusiones que afecten su transparencia. Su índice de refracción dicroica es extremadamente bajo, con doble refringencia orientada por un eje único, lo que lo hace un excelente conductor y canalizador de ondas lumínicas. Se encuentra en regiones montañosas y zonas aluvionales de todo el mundo, en forma de cristales piramidales hexagonales, con frecuencia agrupados en drusas o geodas y, técnicamente se aprovecha su vibración molecular hiperestable para controlar la exactitud de circuitos electrónicos, como en relojes, timers, dispositivos de activación y desactivación, etc.
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